lunes, 28 de marzo de 2016

LOS DONES DEL OTOÑO, José Cereijo


Los dones del otoño
José Cereijo
Pre-textos
Valencia, 2015

José Cereijo (Redondela, 1957), autor de  cinco libros de poemas y uno de relatos, nos muestra en Los dones del otoño la visión de un poeta maduro a través de la elegía como una muestra tardía de admiración, la serena observación de la vida y sus eventos y la contraposición de lo fugaz y lo perecedero ("una vida que calla, pero que es verdadera / -más que el fugaz bañista, más que el barco- / y sigue, sigue siempre").

Aun careciendo de una división establecida, podemos distinguir dos partes: los primeros seis poemas, los únicos que poseen título, parecen pertenecer a una etapa diferente de escritura. Sin embargo, la continuidad y la unidad del libro son evidentes. No es, quizá, obra adecuada para el que busque la sorpresa, un abundante número de registros o una gran variedad temática. Pocos asuntos ocupan los versos de Cereijo, que parece observar cada una de las caras de sus temas.

El constante asombro ante la belleza del mundo ("hospitalarias son todas las cosas / que existen...") es la base de la mayoría de los poemas. En palabras del autor: "...sus ojos que descifran / sin trabajo esa luz, y la reflejan / sin exaltarla ni disminuirla, / exactamente como es". Aunque a veces posea un tono meramente descriptivo, esa descripción de las pequeñas cosas suele servir como pretexto para elaborar reflexiones sobre la vida, la muerte, la eternidad. Así, una estrella entre las sombras, una flor en un vaso, las ramas de un árbol, la luz del crepúsculo o de la luna conducen a finales de tono aforístico que vienen a mostrar las lecciones de la madurez.

La mayor virtud de la poesía de José Cereijo es su capacidad para dotar a cada palabra de peso. Con poemas breves e imágenes precisas, pocos versos podrían considerarse prescindibles. Pero la clave de esta exactitud se encuentra tanto en las palabras como en los silencios: las certeras pausas labran gran parte de la expresividad.

Los dones del otoño es muestra de madurez poética y vital, de comprensión y asombro por la vida, un agradable conjunto de poemas certeros.


UNAS POCAS PALABRAS
en la frontera misma del silencio,
como las que se retiran, discretas, cuando es hora
de que los cuerpos hablen.
Unas pocas palabras: signos,
indicios solamente. Un poco
de aire conmovido
entre la mano y la página.
Es bastante. Es incluso demasiado.